jueves, 25 de octubre de 2012

Pastor Otoniel Font-Revelación de Provisión Divina


Dice la biblia que Dios llamó a Abraham su amigo, porque no podía hacer nada, sin consultar con Abraham.
Nuestra definición de “amigo” es muy diferente a la definición de Dios. Para nosotros, un amigo es alguien con quien pasamos un rato, es aquel que nos consuela cuando estamos tristes, es el que está con nosotros en las buenas y en las malas. Pero, para Dios, un amigo no es eso. En Juan 15, Cristo dice: Ya no os llamaré más siervos, sino amigos. Y aclara que ellos eran sus amigos, porque guardaban y hacían lo que él decía.
La diferencia es que, si tú eres siervo, tú tienes que hacer lo que tu amo te dice, pero, cuando eres amigo, conoces por adelantado lo que se va a hacer. Eso fue lo que dijo Jesús a sus discípulos. El siervo hace las cosas, sin saber por qué las hace, mientras que, el amigo, cuando las hace, tiene un nivel de revelación que el siervo no tiene.
Cuando Dios te hace su amigo, no es para que tú dejes de hacer lo que él te pide que tú hagas, sino para poder decirte y revelarte lo que no le puede revelar a un siervo; pero comoquiera requiere de ti obediencia.
Cuando entramos en este nivel de relación, de conciencia, Dios comienza a demandar de nuestras vidas una nueva dimensión de fe y de obediencia, que liberará el verdadero potencial que hay en cada uno de nosotros.
En Génesis 22, Dios le pide a Abraham que ofreciera a su hijo en sacrificio. Abraham dijo a sus siervos, en un acto de fe, que el muchacho y él irían, adorarían y volverían. Y, cuando su hijo le preguntó dónde estaba el cordero para el holocausto, Abraham respondió que Dios se proveería de cordero. Más adelante, en el verso 13, dice que, al alzar sus ojos, Abraham vio, a sus espaldas, un carnero. Pero Abraham había dicho que Dios se proveería de cordero, no carnero; porque Abraham no estaba hablando de la sustitución que Dios haría, para él no tener que sacrificar a Isaac, sino que estaba hablando en revelación.
Aquel carnero no estaba al frente, sino a las espaldas. Abraham tiene que haber pasado la provisión, sin verla, lo que nos dice que no la estaba buscando. Cuando Dios le habla, entonces mira para atrás y ve la provisión.
La fe que obedece, no es la fe que busca una sustitución para lo que Dios te pidió. Cristo buscó una sustitución, y tuvo que guardar silencio. Él dijo: Si es posible, pasa de mí esta copa. Queriendo decir: Si hay otra opción, pasa de mí esta copa. Pero terminó diciendo: Hágase tu voluntad. Porque la fe que obedece no es la fe que busca sustituir lo que Dios te pidió que hagas, para buscar lo que a ti te conviene que Dios haga.
Abraham no subió allí pensando que Dios le daría un carnero, porque entonces hubiese estado buscando el carnero, y no lo hubiera perdido de vista. Abraham subió en obediencia, a sacrificar a Isaac, creyendo que Dios tenía el poder para levantarlo.
Cuando Abraham dice que Dios se proveerá de cordero, estaba mirando al futuro, mirando el sacrificio de Cristo. Cristo es el Cordero. Aquella declaración lo que quiere decir es que, en aquellos tres días de camino, Dios le estaba diciendo a su amigo Abraham que eso era lo mismo que él iba a hacer. Abraham estaba recibiendo revelación de parte de Dios.
Cuando tú comienzas a obedecer, Dios comienza a mostrarte, cosas que no le muestra a nadie más. Tu obediencia trae provisión, no tan solo para ti, sino para las futuras generaciones, y te abre los cielos para ver el plan de Dios.
Ya Dios hizo provisión para tu futuro, pero es tu obediencia la que hala de los cielos la provisión que ya Dios ha hecho, desde la fundación del mundo.
Si Abraham hubiera estado buscando el cordero, no hubiera perdido de vista el carnero. Abraham fue a aquel lugar a sacrificar a Isaac, y lo que recibió fue la revelación de lo que Dios ya había hecho para el futuro, porque el cordero había sido inmolado, desde antes de la fundación del mundo. Y esa revelación le dio fortaleza, para continuar obedeciendo a Dios.
¿Por qué hay gente que deja de obedecer a Dios? Porque no tiene revelación de la provisión que ya Dios ha hecho.
¿Podrá Dios demandar de ti algo que vaya en contra de los razonamientos humanos? ¿Estarás tú plenamente convencido de que Dios lo va a hacer, si tú obedeces?

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