lunes, 29 de octubre de 2012

Otoniel Font-Tres Errores del Enemigo


El libro de Hechos 16:16-26 nos relata que Pablo y Silas fueron azotados y encarcelados en Roma porque liberaron a una joven que tenía un espíritu de adivinación con el que sus amos obtenían ganancias. En la cárcel los engrilletaron y los dejaron en el mazmorra más alejada y oscura. Pero estando allí, ellos cantaron y alabaron al Señor, los otros presos los escucharon y mientras esto sucedía, ocurrió un terremoto, las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de todos se soltaron.
Este evento me hace recordar que Dios siempre ha buscado levantar jóvenes que asuman retos en tiempos de crisis. Pablo es descrito en la Biblia como un joven con gran celo y pasión, como muchos jóvenes que deben encaminar su pasión por el camino correcto, el camino del Señor. Algunos piensan que deben calmar su pasión e ímpetu, pero lo correcto es orientarla para que logren hacer grandes cosas. No debes restringir tu pasión sino dirigirla hacia el lugar correcto.
Cuando eso sucede, seguramente serás como Pablo que se convirtió en alguien que causaba pérdidas al enemigo. Y así debe ser porque los cristianos estamos llamados a causar pérdidas al mundo, al pecado, ya que para el enemigo nuestra pasión es ganancia y no debemos dársela. Pero cuando Dios la toma y cambiamos, llega la persecución porque al mundo le desagrada que le quites esa ganancia. Así que te cuestionarán: ¿Por qué vas a esa iglesia donde te lavan el cerebro y te roban el dinero? Claro que saben que no te roban en la iglesia, pero les molesta que ya no lo uses para comprar droga o alcohol porque ahora lo diezmas al Señor y siembras para tu prosperidad.  El mundo se resistirá a perderte pero Dios te ganará  para la vida eterna.
Entonces, vemos que Pablo es encarcelado con Silas por liberar a una persona. Eso tampoco le gusta al mundo que desea verte atado para manipularte. El enemigo quiere verte deprimido para lograr que los “amigos” te presionen con el cuento de que necesitas sentirte aceptado. Pero Dios te dice que la presión del grupo debes hacerla tú logrando que tu ambiente cambie para bien. Ya no debes ser la víctima de quienes te condicionan para aceptarte, Cristo te acepta y te ayudará a ser buena influencia. Cuando sientas que vienen en contra tuya, no lo tomes personal, porque es el mundo que viene en contra de lo que tú tienes, como si fuera un partido de fútbol americano donde todos atacan al que lleva la pelota para impedir que anote un gol.
Esta historia de Pablo y Silas nos conduce a descubrir tres errores que el enemigo comete cuando quiere atacarte y que debes aprovechar para no permitir que logre silenciar tu música interior, tu pasión por el Señor, tu adoración que provoca maravillas.
El primer error del enemigo fue que les amarró los pies pero no la boca, entonces ellos pudieron cantar y alabar a Dios y eso fue más que suficiente para vencer. Podemos estar atados de pies y manos, inmovilizados y estancados, pero si nuestra boca está libre, somos capaces de adorar al Señor, proclamar Sus promesas y ¡declarar que saldremos victoriosos! Dile al enemigo: “Quizá no puedo ir rápido, pero no me callaste la boca y puedo gritar que el milagro está a punto de suceder”.  Donde quiera que estés, aunque sea el más profundo calabozo, canta, adora, alaba a Dios y verás que saldrás adelante con esa fe que te mueve a no callar.
El segundo error fue que los dejaron juntos y cuando dos o más se unen en nombre de Dios, allí está Él. Todos sabemos que en la unidad está la fuerza, por eso en la guerra se busca dividir, en las aulas se separa a quienes provocan distracción, en las familias se separa a los hermanos que pelean. Mira si es tonto el enemigo que te deja con tu amigo, con tu líder, con tu familia, con esa gente que te ama y te apoya. Tal vez esas personas a tu lado también están atadas, pero si tienen la boca libre, pueden adorar juntos y ser apoyo para vencer. Tómate de la mano de tus hermanos en la fe para adorar juntos y encontrar la salida que Dios les mostrará.
El tercer error del enemigo fue que dejó que los otros presos los escucharan. La fe vienen por el oír de la Palabra de Dios y el milagro ocurrió cuando los otros presos seguramente también se levantaron a cantar, entonces no hubo nada que los detuviera. Donde hay adoración está Dios que obra maravillas para quienes le reconocen como el todopoderoso. Debes asegurarte de que otros te escuchen. Nadie puede robarte lo que llevas dentro, por el contrario, debes contagiarlo. ¡Cuando el mundo te escucha, Dios interviene y maravillas suceden!
Algo bueno sucederá con tu familia, con tu casa, donde quiera que estés. La gente se preguntará por qué cantan en el pozo profundo, pero ¡no permitas que te callen! No importa qué tan terrible sea la dificultad, si alabas al Señor, te unes a tus hermanos en Cristo y otros te escuchan, las puertas se abrirán y serás libre de toda aflicción.

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