miércoles, 31 de octubre de 2012

Pastor Raúl Marroquín-fidelidad y lealtad


A veces pensamos que fidelidad y lealtad son sinónimos, pero no es así, aunque el significado de ambas palabras se complementan para ayudarnos en nuestra relación con otros. En el matrimonio, por ejemplo, es indispensable ponerlas en práctica, lo mismo, en nuestra relación con Dios. 
Fidelidad es la virtud de dar cumplimiento a una promesa. Al ser una virtud, significa que está en nuestro interior y que es posible aprenderla. Sin embargo, la fidelidad está sujeta a un contexto. Cuando firmamos un contrato de trabajo, podríamos ser fieles a las condiciones establecidas, pero al variar la circunstancia, podría terminar. Damos lo que está pactado en la medida que recibimos. Entonces, somos fieles porque respetamos el contrato, pero no somos leales. Porque la lealtad implica fidelidad a pesar de cualquier circunstancia. Por eso, una pareja que ha jurado ser fiel en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, está prometiendo lealtad mutua. Cuando somos leales cumplimos lo que prometimos en medio de cualquier situación, positiva o negativa. Hasta un perro es fiel, pero si lo tratas mal, dejará de serlo porque no sabe ser leal, su fidelidad depende de la circunstancia. 
Dios ha prometido salud, prosperidad y bendición para nosotros y para nuestra familia, pero no gozamos de ello porque nuestra relación con Él no es la mejor. Yo disfruto de una excelente relación con mi esposa, cosecha de años de fidelidad y lealtad que se ha visto a prueba muchas veces, especialmente porque somos humanos imperfectos y cometemos errores. Y lo mismo sucede con nuestro Señor. Lo que puede darnos depende del interés que nosotros mostremos por tener una sólida relación con Él. 
Moisés es ejemplo de lo que se necesita para ser amigo de Dios, ya que podía platicar con Él cara a cara porque le servía y estaba convencido de Su misericordia y compasión1
Ahora el velo se ha roto y podemos acercarnos al Señor, pero en ese momento no existía Jesucristo, así que esa relación tan íntima se había forjado a fuerza de amor a toda prueba. Debemos buscar misericordia y compasión en las personas para saber que es posible hacer pactos de fidelidad y lealtad con ellas, ya que alguien dispuesto a amar sin medida será capaz de hacer a un lado los errores y seguir adelante a pesar de todo. Tú debes ser misericordioso y compasivo con las personas a quienes has prometido lealtad, porque solo de esa forma, las relaciones se consolidan y logramos pasar al siguiente nivel. Dios es fiel y leal, ya que siendo pecadores permite que nos acerquemos y tengamos una estrecha relación con Él. Pero llegar a ser Sus amigos de verdad, más allá del interés de un milagro o de apoyo, depende de nuestro interés por cultivar esa relación fuerte, sin obstáculos. Inténtalo, Él es misericordioso y compasivo para aceptarnos tal como somos.
La Palabra dice que nuestro Señor es fiel y sincero con quienes ofrecen lo mismo2
Es un intercambio de valores, necesario en toda relación. Si te presentas transparente, sin reveses delante de Su presencia, podrás pedirle que te cambie para poder amarlo más. Ninguna relación puede fundamentarse sobre la mentira, mucho menos la relación con Dios porque Él nos conoce, pero quiere que voluntariamente le abramos nuestro corazón, sin reservas. Entonces, si quieres una mejor relación con tu Padre debes servirlo, amarlo y obedecerlo. Pasar al siguiente nivel implica vivir lejos del pecado, aborrecer lo malo y cumplir Sus mandatos para ser dignos de la bendición que nos tiene prometida3
David sabía de fidelidad y lealtad al Señor. Lo demostró muchas veces, incluso ante al pecado que cometió, ya que confiaba en Su misericordia y justicia, y sabía que todo lo bueno viene del Padre4
Por eso, David nos enseñó que para consolidar nuestra relación con Dios y escucharlo, debemos ser humildes y rendirnos a Su deseo de salvarnos. El Señor tiene preparado un camino de bendición, no es hombre para mentir, pero está en nosotros que se cumpla al demostrarle lealtad. Sin embargo, si fallamos, Su infinito amor está dispuesto a rescatarnos, siempre que vea nuestro sincero deseo por estar a Su lado5
Una de las mayores muestras de lealtad se traduce en agradecimiento6
Acércate al Señor aunque te sientas inmundo como esos diez leprosos a quienes sanó, porque Él quiere liberarte de toda atadura para que te acerques confiado. 
Fidelidad también implica servir con amor, de hecho, la palabra latina fidelitas de la que deriva el término, significa servicio. Es difícil, pero es justo. No tengas miedo, atrévete, haz el compromiso, porque Él te respaldará al ver que realmente lo amas a pesar de todo. Entrégale tu vida para que inicie esa íntima relación. Dale gracias porque Su fiel amor sobrepasa toda circunstancia, y lo encuentras a tu lado en medio de la alegría y también en medio de la angustia. Hagamos el compromiso de serle fieles y leales, prometamos corresponderle con servicio sincero y desinteresado porque sabemos que Él está junto a nosotros siempre y a pesar de todo. 


1Éxodo 34:4-7 relata: Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra. Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
22 Samuel 22:26 en la versión Palabra de Dios para todos dice: Dios es fiel con los que le son fieles; sincero con los que le son sinceros.

3Deuteronomio 7:9-14 explica: Entonces reconoce ahora que el SEÑOR tu Dios es el único Dios. Es un Dios fiel que mantiene por mil generaciones su pacto y fiel amor hacia todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos, pero castiga a los que lo rechazan y no demora en destruirlos. Así que tú debes obedecer los mandamientos, las normas y las leyes que hoy te mando. Si obedeces estas leyes y te aseguras de cumplirlas, el SEÑOR tu Dios mantendrá su pacto y el fiel amor que les prometió a tus antepasados. Él te amará, bendecirá e incrementará tu número. Te bendecirá con muchos hijos, y bendecirá tus campos con buenas cosechas. Te dará granos, vino nuevo y aceite. Bendecirá a tu ganado con crías y a tus ovejas con corderos, en la tierra que les prometió a tus antepasados. Tú serás bendecido más que todas las naciones y no habrá hombre ni mujer estéril entre los tuyos o entre tus animales.
4Salmo 85:8-13 promete: Escucharé lo que hablará Jehová Dios;
Porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
Para que no se vuelvan a la locura. Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen,
Para que habite la gloria en nuestra tierra. La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra,
Y la justicia mirará desde los cielos. Jehová dará también el bien,
Y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él,
Y sus pasos nos pondrá por camino.
5Proverbios 16:6 advierte: Con misericordia y verdad se corrige el pecado, Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.

6Salmo 136:1 Dios habla hoy aconseja: Den gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor es eterno.

martes, 30 de octubre de 2012

Pastor Cash Luna-Cuatro amenazas para nuestra felicidad

  Nuestro Padre desea que seamos felices. Y para lograrlo debemos alejarnos de cuatro actitudes que solo traen tristeza y ansiedad. La primera actitud que nos amenaza es la comparación. Alégrate de ser único y valioso. Dios no ha creado a dos seres iguales. ¡Qué bendición! Su creatividad es infinita, pero las personas insistimos en la vana comparación que nos hace pensar que somos inferiores si no logramos tener o alcanzar lo que vemos en otros. No pretendas vivir la vida de alguien más sino la tuya. Aprende a disfrutar quien eres y lo que puede alcanzar. Valorémonos y hagamos a un lado la comparación que nos aleja del gozo que nuestro Señor desea darnos.
La segunda amenaza para nuestra felicidad es la falta de agradecimiento que endurece nuestro corazón. Nos acostumbramos a las bendiciones que diariamente recibimos como la vida, la capacidad de trabajar y la familia, por lo que nos concentramos en lo negativo, lo que no tenemos, lo que nos hace falta. Y actuar de este forma es demostrar que lo malo tiene más poder sobre nosotros que lo bueno. Reaccionamos con más fuerza ante una tragedia que ante una alegría. Si tenemos salud, no nos preocupamos por cuidarla hasta que nos enfermamos, cuando deberíamos agradecerla y hacer lo necesario por mantenerla siempre. Te invito a que redactes un listado de todo lo bueno que Dios te ha regalado y le agradezcas de corazón. Si valoras lo que tienes, vivirás agradecido y serás feliz.
Otra actitud que nos aleja de la felicidad es la incredulidad. Por el contrario, tener fe en las promesas del Señor nos asegura una vida plena, tomados de Su mano. En la Biblia leemos el caso de Ana, madre del profeta Samuel, quien sufría porque no podía tener hijos. Entonces, decidió ir al templo a orar largamente. Estando allí, el sacerdote escuchó el murmullo de su voz y pensó que estaba ebria. Pero ella le aclaró la situación1 con respeto, a pesar de que pudo ofenderse. Ana tuvo fe, bendijo al sacerdote y obtuvo bendición de vuelta. Desde ese día ya no estuvo triste, aunque todavía no estaba embarazada, salió del templo convencida de que lo estaría, porque había recibido la seguridad de que tendría lo que pedía. Esa debe ser nuestra actitud: llenarnos del gozo que otorga la seguridad de ver lo bueno que vendrá. Dile al Señor: “Creo en Tu Palabra, y Tus promesas me hacen feliz”.
La Palabra nos enseña a hablar del futuro como si ya hubiera sucedido. Por eso, Isaías dijo que fuimos curados por las heridas del Salvador, a pesar de que en ese momento Jesús no había nacido, pero el profeta lo daba por hecho. Eso sucedió con Ana, quien se llenó de gozo, se “embarazó” de la Palabra de Dios, antes de recibir semilla de vida en su vientre. ¡Embaracémonos con las promesas del Señor porque Su Palabra es semilla incorruptible! Proclama que tus hijos sirven al Señor, aunque todavía no estés casado. Para los que creen en Su Palabra, el futuro ya sucedió. ¿Cómo podríamos estar tristes si tenemos Sus promesas de bendición? Debemos creer, tener fe en que Él tiene cuidado de nosotros y la felicidad será consecuencia de esa seguridad. La Palabra que se predica es para ti, tanto como la aceptes. Créele a Dios y no habrá lugar en tu corazón para la tristeza.
La envidia es otra actitud que nos aleja de la felicidad. Cuando te comparas con otros, nace la codicia por lo que no es tuyo, y nadie con esa actitud puede ser feliz. Los chismes, las críticas, los malos deseos son producto de ese sentimiento. La envidia es un mal tan grande que corrompe incluso a los predicadores. Pablo, en la cárcel, escribió sobre la envidia que movía a algunos a predicar porque deseaban tener fama2. Saca la envidia de tu corazón o nunca podrás ser realmente feliz. Para lograrlo, debemos convencernos de que somos únicos y valiosos para nuestro Padre, quien ha dotado a cada uno de dones y talentos. Deja de quejarte, aprende a disfrutar de tu vida, sin anhelar la vida de alguien más.
Entonces, para ser felices debemos alejarnos de la envidia, de la ingratitud, de la comparación y de la incredulidad. Además, debemos aprender a servir y dar honra. Cuando Pablo escribió a Timoteo, le ofreció consejos que podemos tomar como empleados, servidores que reciben bendición a través de jefes y autoridades a quienes debemos honrar, porque son las personas que Dios usa para darnos oportunidad de prosperar. Ser trabajadores fieles y dar horna es tan importante que si no lo hacemos, ¡blasfemamos contra el nombre de Dios!, y alejamos nuestra felicidad3. Más aún, si tu jefe es un hermano en Cristo, o parte de tu familia, debes servirle mejor y le debes doble honra y respeto. Esta actitud nos garantiza satisfacción. Ofrece bendición en tu lugar de trabajo, lleva luz y paz con tu dedicación en dar siempre la milla extra. Tu buena disposición y alegría le dice al Señor que estás listo para prosperar. La bendición no se detiene si demuestras una buena actitud en la vida.
Pablo también aconseja no afanarnos en conseguir cosas materiales porque al morir, nada nos llevaremos4. Busca la felicidad, paz y contentamiento con lo que tienes y puedes lograr con esfuerzo, pero sin angustia. El afán es el comportamiento sin sentido de alguien que no ha comprendido de qué se trata vivir. Demuestra que eres inteligente y que has aprendido a vivir en el Señor. ¡Si somos de Cristo, ni el anticristo debe preocuparnos! No veas lo que no tienes, sino ¡toma lo que tienes y compártelo! Ese es un acto de fe que nos libera del afán. Dale la prioridad a Dios y todo lo demás vendrá, esa es Su promesa y ¡la ha cumplido siempre! Vivir plenamente es una decisión que está en tus manos, no tengas miedo y acepta el reto de ser feliz.


1 1 Samuel 1:15-17 relata: Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
2 Filipenses 1:15 explica: Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.
3 1 Timoteo 6:1-6 dice: Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
4 1Timoteo 7-10 explica: porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

lunes, 29 de octubre de 2012

Otoniel Font-Tres Errores del Enemigo


El libro de Hechos 16:16-26 nos relata que Pablo y Silas fueron azotados y encarcelados en Roma porque liberaron a una joven que tenía un espíritu de adivinación con el que sus amos obtenían ganancias. En la cárcel los engrilletaron y los dejaron en el mazmorra más alejada y oscura. Pero estando allí, ellos cantaron y alabaron al Señor, los otros presos los escucharon y mientras esto sucedía, ocurrió un terremoto, las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de todos se soltaron.
Este evento me hace recordar que Dios siempre ha buscado levantar jóvenes que asuman retos en tiempos de crisis. Pablo es descrito en la Biblia como un joven con gran celo y pasión, como muchos jóvenes que deben encaminar su pasión por el camino correcto, el camino del Señor. Algunos piensan que deben calmar su pasión e ímpetu, pero lo correcto es orientarla para que logren hacer grandes cosas. No debes restringir tu pasión sino dirigirla hacia el lugar correcto.
Cuando eso sucede, seguramente serás como Pablo que se convirtió en alguien que causaba pérdidas al enemigo. Y así debe ser porque los cristianos estamos llamados a causar pérdidas al mundo, al pecado, ya que para el enemigo nuestra pasión es ganancia y no debemos dársela. Pero cuando Dios la toma y cambiamos, llega la persecución porque al mundo le desagrada que le quites esa ganancia. Así que te cuestionarán: ¿Por qué vas a esa iglesia donde te lavan el cerebro y te roban el dinero? Claro que saben que no te roban en la iglesia, pero les molesta que ya no lo uses para comprar droga o alcohol porque ahora lo diezmas al Señor y siembras para tu prosperidad.  El mundo se resistirá a perderte pero Dios te ganará  para la vida eterna.
Entonces, vemos que Pablo es encarcelado con Silas por liberar a una persona. Eso tampoco le gusta al mundo que desea verte atado para manipularte. El enemigo quiere verte deprimido para lograr que los “amigos” te presionen con el cuento de que necesitas sentirte aceptado. Pero Dios te dice que la presión del grupo debes hacerla tú logrando que tu ambiente cambie para bien. Ya no debes ser la víctima de quienes te condicionan para aceptarte, Cristo te acepta y te ayudará a ser buena influencia. Cuando sientas que vienen en contra tuya, no lo tomes personal, porque es el mundo que viene en contra de lo que tú tienes, como si fuera un partido de fútbol americano donde todos atacan al que lleva la pelota para impedir que anote un gol.
Esta historia de Pablo y Silas nos conduce a descubrir tres errores que el enemigo comete cuando quiere atacarte y que debes aprovechar para no permitir que logre silenciar tu música interior, tu pasión por el Señor, tu adoración que provoca maravillas.
El primer error del enemigo fue que les amarró los pies pero no la boca, entonces ellos pudieron cantar y alabar a Dios y eso fue más que suficiente para vencer. Podemos estar atados de pies y manos, inmovilizados y estancados, pero si nuestra boca está libre, somos capaces de adorar al Señor, proclamar Sus promesas y ¡declarar que saldremos victoriosos! Dile al enemigo: “Quizá no puedo ir rápido, pero no me callaste la boca y puedo gritar que el milagro está a punto de suceder”.  Donde quiera que estés, aunque sea el más profundo calabozo, canta, adora, alaba a Dios y verás que saldrás adelante con esa fe que te mueve a no callar.
El segundo error fue que los dejaron juntos y cuando dos o más se unen en nombre de Dios, allí está Él. Todos sabemos que en la unidad está la fuerza, por eso en la guerra se busca dividir, en las aulas se separa a quienes provocan distracción, en las familias se separa a los hermanos que pelean. Mira si es tonto el enemigo que te deja con tu amigo, con tu líder, con tu familia, con esa gente que te ama y te apoya. Tal vez esas personas a tu lado también están atadas, pero si tienen la boca libre, pueden adorar juntos y ser apoyo para vencer. Tómate de la mano de tus hermanos en la fe para adorar juntos y encontrar la salida que Dios les mostrará.
El tercer error del enemigo fue que dejó que los otros presos los escucharan. La fe vienen por el oír de la Palabra de Dios y el milagro ocurrió cuando los otros presos seguramente también se levantaron a cantar, entonces no hubo nada que los detuviera. Donde hay adoración está Dios que obra maravillas para quienes le reconocen como el todopoderoso. Debes asegurarte de que otros te escuchen. Nadie puede robarte lo que llevas dentro, por el contrario, debes contagiarlo. ¡Cuando el mundo te escucha, Dios interviene y maravillas suceden!
Algo bueno sucederá con tu familia, con tu casa, donde quiera que estés. La gente se preguntará por qué cantan en el pozo profundo, pero ¡no permitas que te callen! No importa qué tan terrible sea la dificultad, si alabas al Señor, te unes a tus hermanos en Cristo y otros te escuchan, las puertas se abrirán y serás libre de toda aflicción.

jueves, 25 de octubre de 2012

Pastor Otoniel Font-Revelación de Provisión Divina


Dice la biblia que Dios llamó a Abraham su amigo, porque no podía hacer nada, sin consultar con Abraham.
Nuestra definición de “amigo” es muy diferente a la definición de Dios. Para nosotros, un amigo es alguien con quien pasamos un rato, es aquel que nos consuela cuando estamos tristes, es el que está con nosotros en las buenas y en las malas. Pero, para Dios, un amigo no es eso. En Juan 15, Cristo dice: Ya no os llamaré más siervos, sino amigos. Y aclara que ellos eran sus amigos, porque guardaban y hacían lo que él decía.
La diferencia es que, si tú eres siervo, tú tienes que hacer lo que tu amo te dice, pero, cuando eres amigo, conoces por adelantado lo que se va a hacer. Eso fue lo que dijo Jesús a sus discípulos. El siervo hace las cosas, sin saber por qué las hace, mientras que, el amigo, cuando las hace, tiene un nivel de revelación que el siervo no tiene.
Cuando Dios te hace su amigo, no es para que tú dejes de hacer lo que él te pide que tú hagas, sino para poder decirte y revelarte lo que no le puede revelar a un siervo; pero comoquiera requiere de ti obediencia.
Cuando entramos en este nivel de relación, de conciencia, Dios comienza a demandar de nuestras vidas una nueva dimensión de fe y de obediencia, que liberará el verdadero potencial que hay en cada uno de nosotros.
En Génesis 22, Dios le pide a Abraham que ofreciera a su hijo en sacrificio. Abraham dijo a sus siervos, en un acto de fe, que el muchacho y él irían, adorarían y volverían. Y, cuando su hijo le preguntó dónde estaba el cordero para el holocausto, Abraham respondió que Dios se proveería de cordero. Más adelante, en el verso 13, dice que, al alzar sus ojos, Abraham vio, a sus espaldas, un carnero. Pero Abraham había dicho que Dios se proveería de cordero, no carnero; porque Abraham no estaba hablando de la sustitución que Dios haría, para él no tener que sacrificar a Isaac, sino que estaba hablando en revelación.
Aquel carnero no estaba al frente, sino a las espaldas. Abraham tiene que haber pasado la provisión, sin verla, lo que nos dice que no la estaba buscando. Cuando Dios le habla, entonces mira para atrás y ve la provisión.
La fe que obedece, no es la fe que busca una sustitución para lo que Dios te pidió. Cristo buscó una sustitución, y tuvo que guardar silencio. Él dijo: Si es posible, pasa de mí esta copa. Queriendo decir: Si hay otra opción, pasa de mí esta copa. Pero terminó diciendo: Hágase tu voluntad. Porque la fe que obedece no es la fe que busca sustituir lo que Dios te pidió que hagas, para buscar lo que a ti te conviene que Dios haga.
Abraham no subió allí pensando que Dios le daría un carnero, porque entonces hubiese estado buscando el carnero, y no lo hubiera perdido de vista. Abraham subió en obediencia, a sacrificar a Isaac, creyendo que Dios tenía el poder para levantarlo.
Cuando Abraham dice que Dios se proveerá de cordero, estaba mirando al futuro, mirando el sacrificio de Cristo. Cristo es el Cordero. Aquella declaración lo que quiere decir es que, en aquellos tres días de camino, Dios le estaba diciendo a su amigo Abraham que eso era lo mismo que él iba a hacer. Abraham estaba recibiendo revelación de parte de Dios.
Cuando tú comienzas a obedecer, Dios comienza a mostrarte, cosas que no le muestra a nadie más. Tu obediencia trae provisión, no tan solo para ti, sino para las futuras generaciones, y te abre los cielos para ver el plan de Dios.
Ya Dios hizo provisión para tu futuro, pero es tu obediencia la que hala de los cielos la provisión que ya Dios ha hecho, desde la fundación del mundo.
Si Abraham hubiera estado buscando el cordero, no hubiera perdido de vista el carnero. Abraham fue a aquel lugar a sacrificar a Isaac, y lo que recibió fue la revelación de lo que Dios ya había hecho para el futuro, porque el cordero había sido inmolado, desde antes de la fundación del mundo. Y esa revelación le dio fortaleza, para continuar obedeciendo a Dios.
¿Por qué hay gente que deja de obedecer a Dios? Porque no tiene revelación de la provisión que ya Dios ha hecho.
¿Podrá Dios demandar de ti algo que vaya en contra de los razonamientos humanos? ¿Estarás tú plenamente convencido de que Dios lo va a hacer, si tú obedeces?

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domingo, 21 de octubre de 2012

Aprender a ver-Cash Luna


Debemos caminar por fe, no por lo que vemos. Poner nuestra mirada en las cosas celestiales.


Lucas 5:17-24
Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
Estas son noches de unción y de enseñanza. 

II Corintios 4:18
No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

No miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven. Pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no, son eternas.

Podemos hablar de las terrenales y eternas. Pero déjeme hablar acerca de ver las cosas que no se ven, no las que se ven. Como podemos caminar bajo el poder de Dios si las cosas que vemos nos afectan en nuestra manera de hablar, de sentir, de creer, más que las cosas que no vemos. Por ejemplo, quieres ser sano de la enfermedad y todo tu énfasis está en ella. Lo que dicen los médicos, los pacientes; pasas media hora hablando de eso, sin un sólo versículo bíblico. Te están afectando más las cosas que se ven que las que no se ven. O tienes un pleito con una persona, y ves el problema y no los demonios que no ves que están provocando lo que ves. ¿Cómo puedes ser espiritual si el mundo nos condiciona la conducta a nosotros?

II Corintios 5:7
Porque por fe andamos, no por vista.

Para caminar en el poder de Dios, caminas por lo que ves o no ves. ¿O será que lo que tenemos que aprender es a ver? Tenemos que aprender a ver. Vamos a ver lo que la vista tiene que ver con el poder de Dios. Cuando vemos algo, inmediatamente, recibimos una influencia para actuar. Por ejemplo, si eres una persona llena de prejuicios por lo que ves, no vas a poder caminar en el poder de Dios. Vamos a Juan 4:35 y vamos a ver algunas cosas que pasan o pueden pasar cosas en nuestra vida de acuerdo a lo que vemos.

No decis vosotros aun faltan cuatro meses para que llegue la ciega, he aquí os digo Alzad vuestros ojos y mirad los campos porque ya están blancos para la cosecha.

Ustedes dicen que faltan cuatro meses, yo les digo alcen sus ojos porque ya está lista la cosecha. La diferencia en lo que decimos está en lo que vemos; ellos decían una cosa, por lo que ellos veían; Jesús decía otra por lo que él veía. Nos está diciendo que él quiso enseñar a sus discípulos a ver lo que él mira, para que podamos decir lo que Él dice. Jesús decía: “Yo veo a mi Padre hacer las cosas y hago lo que veo a mi Padre hacer. Si no aprendo a ver como Él hace, tampoco voy a hacer”.

Voy aprender a ver como Él ve para poder decir lo que Él dice. ¿Cuántos aceptamos que hemos hablado en lo que vemos, no en lo que Jesús dice? Cuando voy a México, les digo: “Ya dejen de decir que este país es duro; ese país tiene los cielos abiertos”. Siempre que voy a ministrar noches de gloria, estoy solo. Mi esposa puede estar en el mismo dormitorio, pero se va a otra área para dejarme a mí adorar a Dios para poder ver lo que Él ve, para poder hacer lo que Él hace. Y estoy en pañales, pero voy en el proceso, por eso se puede decir: “Hay alguien vestido de tal color sanando”. Llegó una niña cuyo pulmón había sido perforado. Estaba en el hospital, cuando dije la descripción de ella y que Dios la estaba sanando, y quedó sana. Eso vi, eso hablé, y eso pasó. Llegó la niña en la cruzada a testificar. Por eso dice la Palabra que los que son guiados por el Espíritu Santo piensan en las cosas del Espíritu Santo, y se ocupan. Hay que ocuparse en las cosas del Espíritu Santo. A veces estoy leyendo la Palabra en una cafetería, recibiendo del Señor, y se acerca alguien y me dice: “Ahora que lo veo desocupado…”, quien le dijo que estoy desocupado, es ahora que estoy ocupado. Cuando el Señor vio que aquellos no veían, les enseñó que el problema que tenían era que no estaban viendo como El deseaba que vieran. Vamos a empezar a ver diferentes cosas y de acuerdo a lo que veamos, es lo que tenemos que hacer.

Mateo 9:36
Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Lo que El vio le produjo un sentimiento. Lo que veo afecta mis pensamientos, sentimientos, mi manera de hablar, porque estaban desamparados y dispersos como ovejas que no tienen pastor. Ovejas con pastor no están dispersas. El modelo de Jesús persigue que podamos tener, pastorear, juntos en pequeños grupos a las personas para satisfacer la compasión que Jesús tuvo o respetando la compasión que Jesús tiene por la gente.

Cuando Él vio, sintió, conoció y habló.
Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Cuando el vio la multitud dispersa, no dijo “tráiganlos los voy a sanar”. Los envió a hacerlo y les dio una orden, rueguen. Cuando Jesús vio eso, ¿hizo algún milagro? No. ¿O rogó para que existieran obreros? Mucha gente cuando mira la multitud lo menos que hace es eso. Quiere decir que no miran como Jesús mira, ni siguen la instrucción que Jesús dio. Pues se ponen a rogar por la multitud, cuando Jesús rogó por obreros. Cuantos hemos orado por la mies, para que un día se conviertan y Jesús los toque. Todo el mundo ora por los perdidos, pero El nunca dijo eso. El dijo que oraran por los obreros. Ver como Jesús ve, puede cambiar mi visión. No es mi visión, sino la de El. Dijo: “Necesito gente”. Cuando vio la mies, corrigió la manera de ver, porque sino la mies se pierde.

En la primera, corrigió, en la segunda, rogó.

Lucas 21:1
Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.

Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas.
Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

Tienes que aprender a ver como El ve. Jesús ve las ofrendas. Cuando Jesús ve, Jesús habla. En la primera vio que la mies estaba lista, y vio que los discípulos no le atinaban. “No, les dijo,” ya está listo. Cuando vio la segunda, las multitudes, rogó. Y en esta tercera, enseño. Tú tienes que saber que hacer de acuerdo a lo que veas. Hay lugares en los que llegó y todo el mundo está esperando que ministre la unción, y no la ministro, porque no veo fe, veo ignorancia al respecto. Cuando voy a un seminario, voy a renovar la mente de las personas. Porque he visto cantidad de enfermos sanar, que siguen fracasados porque su cuerpo sanó, pero su mente sigue atrasada en las escrituras y no se trasforman en su entendimiento.

Si se metió a la deuda irresponsablemente, ¿cree que eso lo va a componer una oración? Arrepiéntase. Eso es lo que veo y por eso le estoy diciendo. La vez pasada, pasé y la señora me dijo: “Ore por mis hijos porque están rebeldes”. Le voy a dar una Palabra: “Edúquelos dice Dios”. Estamos tratando de resolver problemas con los métodos que no son adecuados, debido a que no vemos como nuestro Señor mira. ¡Cuán contaminados están los ojos con las cosas de la carne, del mundo para que te opaquen la vista y no puedas ver como Jesús mira! Cuando vas manejando tu carro o en el bus, ¿qué ves? ¿Qué ves en la gente? ¿En la gente que te ofende? ¿Qué te ataca? Por eso es que te vengas, porque no ves lo que Cristo ve. El vio de diferente forma en la cruz del calvario, dijo: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Según ellos, estaban crucificando a un blasfemo, que se decía hijo de Dios, y lo crucificaron. No vieron, se equivocaron y Jesús sí vio lo que en verdad pasó. Dijo: “Perdónalos, no saben lo que hacen”.

¿Qué ves, qué te enseñaron a ver y qué tienes que aprender a ver? Estaba ministrando en Noches de Gloria y vi una joven que estaba encorvada. Yo dije: “Señor, sana a esa encorvada.” El Señor me dijo: “la encorvada no es ella, sino el demonio”. Cuando lo liberé, se pudo ver como se enderezaba ella.

Marcos 5:21-23
Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.

Verso 35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? 

No temas, cree solamente. La noticia pondría en el principal un espíritu de temor, intervino Jesús con la Palabra. Muchas veces tienes que ministrar a los de la casa para sanar al que está enfermo. La vez pasada que fui a orar a un intensivo y me puse a compartir de Jesús, el Señor me mostró que ellos tenían fe para aguantar el problema, y no para salir de él. El Señor me dijo que me fuera, y que regresara al día siguiente. Volví al otro día solo, entré al intensivo y le hablé al que no sabía que oía. Le dije: “Te vine a sanar en el nombre de Jesús, y oré por él”. Al rato, entró el pariente. La vez pasada, les conté que entré a otro intensivo, y cuando salgo, la familia orando para que Dios lo recoja. ¿Por qué apuestan cuando hacen oraciones? Siempre hacen la oración a favor de lo que más probablemente puede pasar según su carne. ¿Cómo puedes orar para que alguien recoja a alguien? El dijo que vayamos y lo sanemos, no nos dio opciones.

Tenemos que orar por una sola cosa, hasta que veamos el poder de Dios. Si se lo lleva, es porque El es soberano y ahí no le toca meterse a usted. ¡Qué casualidad que todos los que buscan en el discernimiento si es el tiempo o no, concuerdan que sí lo es!

Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 

¿Qué vio Jesús? ¿Vio la muerte? ¿O una siesta? Se llevó sólo a tres, ni siquiera a los doce. Y que nadie los siguiera, Jesús protegía su fe. La fe se cuida más preciosa que el oro. Si eres un hombre que camina por fe, cuídala, es tu mayor capital. Se burlaban, mas Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña.

Estábamos en la bodeguita, un domingo ministrando y estaba Efraín Abelar predicando cuando atrás, en las aulas de niños había un desorden. Yo miraba que el servidor entraba y salía, decía “hay una endemoniada allá atrás”. Entonces dije: “Voy a tener que ir yo”. Cuando entro en la sala cuna, había una joven y le dije: ¿Tienes fe para ver a tu hermana libre? Una cosa te voy a decir: “Aquí manda el Señor Jesús y después yo, así que enmudece”. Tienes que tomar autoridad. Recibí una llamada telefónica y del otro lado se oían gritos, escándalos, era un espíritu inmundo que se trasformó en sordo conforme el tiempo pasó. Me fui a la casa, y cuando entró, estaba la jovencita que había estado poseída y me insultó, diciendo: “Estúpido, ¿que están haciendo aquí?”. Le dije: “te callas”. Porque lo vi, le dije: “Si es un demonio, lo voy a echar fuera y si no lo es, te puede venir uno”. Y empezó a llorar y no era ningún demonio. Era alguien haciéndose pasar por demonio, y lo que tenía era una concupiscencia de la carne.

Hay que aprender a ver.

Lucas 5:17
Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.

Dio una palabra de fe. Verso 24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

El vio la fe de ellos después de hacer todo lo que hicieron, tuvieron fe para llegar, para subir al enfermo, para dejarlo. Si al llegar, se regresan, se pierden el milagro. Cuando hayas aprendido a ver la fe que la gente tiene, te toca soltar una palabra de fe, sino vas a disparar palabras por todas partes y no va a pasar nada. La clave de lo que dices esta en lo que oyes y miras, poniendo nuestra mirada en las cosas de arriba. Si no empiezas a buscar la fe en la gente, veras solo el entusiasmo. El Espíritu Santo me dice cuando veo a la gente si estoy viendo entusiasmo.

lunes, 1 de octubre de 2012

Otoniel Font-Dios es un Dios de Pactos


Cuando hablamos de un pacto, y hablamos de la función de un pacto, es importante entender que un pacto es establecer unas áreas de acuerdo, para delinear la conducta espiritual, moral y natural que tenemos ante todas las situaciones. Un pacto preestablece la manera en la que debes de actuar, antes de llegar al momento donde tienes que manifestar tu decisión.
Dice la palabra que Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Lo esto quiere decir es que Dios es un Dios de pactos. Lo que él dijo, él lo va a hacer. Dios ya ha predeterminado la manera en que él va a actuar, lo que él va a hacer, y no hay nada que cambie su opinión. Ni aun nuestras decisiones cambian la forma de actuar de Dios.
Lo peor que puedes hacer es llegar a un momento de presión, de tensión, y no saber de antemano cómo tienes que actuar, al llegar a ese lugar. Cuando tenemos un pacto, entre Dios y nosotros, nuestras decisiones están ya delineadas, están establecidas.
José recibió la tentación de la esposa de su jefe, y su reacción fue decirle que no podía hacer eso, porque él tenía un pacto con Dios, y con Potifar.
¿Quieres comenzar a tomar mejores decisiones en tu vida, para no tener que verte involucrado con las consecuencias de unas malas decisiones? Es necesario que tú entiendas el poder de un pacto.
Cuando estudiamos la palabra de Dios, podemos observar que el trato de Dios con el hombre siempre ha sido basado en los pactos establecidos. Todo lo que Dios ha hecho, lo ha hecho basado en los pactos, en los compromisos que él ha establecido con el hombre.
Dios hace un pacto en el huerto del Edén. Dios bendijo al hombre que había creado a su imagen, conforme a su semejanza. Dios declaró una palabra y, en ese momento, estableció lo que iba a ocurrir.
Luego, vemos el pacto de Dios con Adán, que viene después de que Adán pecara. Hay quienes piensan que aquello fue una declaración de maldición, pero eso fue un pacto. Dentro del pacto, Dios le dice a Adán que, a pesar del pecado, él traería una semilla que le aplastaría la cabeza al diablo. ¿Quién se estaba comprometiendo? Dios. Y el hombre debería reaccionar a eso. Aun el mismo Satanás estaba detrás de esa semilla, porque él sabía que Dios lo cumpliría. Todos los profetas estaban esperando esa semilla, porque sabían que Dios cumple su palabra.
Aun en los errores más grandes de tu vida, Dios siempre hace un compromiso contigo, y te dice que, a pesar de la decisión que tomaste, hay una simiente que no se va a perder, y deberías reaccionar, no al pecado, sino a la palabra de redención que Dios te trae, cuando tú tomas malas decisiones.